La primavera ya está aquí y, con ella, el bullicio de las aves ha comenzado a llenar los recreos y los caminos que rodean nuestros pueblos. Esta semana pasada, con ayuda de unos prismáticos y nuestros cuadernos de campo, salimos de nuevo con el alumnado del CRA de Riello (lunes 31 de marzo) y del CEIP La Biesca de La Magdalena (viernes 4 de abril), para seguir aprendiendo juntos de nuestro entorno.
En ambas sesiones, dimos continuidad al trabajo iniciado en la primera sesión de Cuaderno de Campo, afinando la escucha y aprendiendo a distinguir el canto del mirlo, el trino acelerado del pinzón o los reclamos agudos de los herrerillos. La primavera es un regalo para quien sabe parar y prestar atención. Y eso hicimos: salir despacio, mirar con calma, y dejarnos guiar por los sonidos.
A través de distintos juegos, aprendimos a identificar cantos y a relacionarlos con las aves que los emiten, pero también a preguntarnos en qué tipo de hábitat viven: ¿prefieren el bosque o los márgenes del río?, ¿anidan en los huecos de los muros o en los árboles más altos?, ¿se alimentan de insectos o de semillas? Cada pájaro nos llevó a descubrir un rincón distinto del paisaje y a comprender un poco mejor cómo se organiza la vida a nuestro alrededor.
Aprovechamos también para registrar nuestras observaciones en nuestros proyectos de Fenología y Guardianes de la Biosfera. Porque saber cuándo llegan las aves migratorias, cuándo florecen ciertas plantas o en qué momento canta por primera vez una rana, nos ayuda a entender cómo cambia el territorio con las estaciones… y también cómo están evolucionando los tiempos en el contexto del cambio climático.
Con los mayores del CEIP La Biesca, fuimos un poco más allá y conocimos el proyecto de seguimiento de fauna silvestre “Sobre La Piel”, una iniciativa de ciencia ciudadana que busca documentar la presencia de especies poco estudiadas en la zona —anfibios, reptiles, rapaces nocturnas o aves urbanas— a través de la plataforma iNaturalist. Las fotografías de los voluntarios en el territorio nos sirvieron para descubrir qué animales comparten espacio con nosotros, y cómo podemos contribuir a su conservación simplemente observando y registrando.
Cerramos la jornada aprendiendo a diferenciar los principales grupos de anfibios de la Reserva: los anuros, las ranas y los sapos, y los urodelos, salamandras y tritones. Reconocimos sus características principales y aprendimos sus hábitats, recordando que los humedales, charcas y presas son pequeños mundos donde habita una parte fundamental de nuestra biodiversidad.
Salir al campo es siempre volver a casa con algo nuevo: una palabra, una imagen, una historia, un canto. Seguimos explorando, aprendiendo y escuchando. Porque cuidar empieza por conocer, y conocer empieza por abrir los ojos y la mente a lo que nos rodea.