El pasado martes 9, nos desplazamos hasta la localidad Camposalinas, en este caso, para entrevistarnos con Nacho Rodríguez, de la marca Los Izanes.
Nacho dispone de una explotación familiar con varios asentamientos en el territorio, en los que produce una miel exquisita que, de hecho, nos ha dado varias alegrías, pues ha sido galardonada con dos medallas de oro en los London Honey en las categorías de mielato de roble y miel de montaña, y una estrella en los Great Taste también para el mielato de roble, ¡todos ellos este mismo año!
Nacho nos cuenta que lleva unos 10 años dedicándose a la apicultura profesional, porque le gusta y lleva «toda la vida en el sector. Antes que yo, ya se dedicaba mi padre a esto». Actualmente, su empresa cuenta con una explotación de entre 500 y 600 colmenas, que «son las que somos capaces de manejar», con la ayuda de su pareja y el resto de su familia. Además, nos cuenta que «cada año, en campaña, contratamos una o dos personas» y en las épocas de mayor trabajo, «nos ayudamos entre apicultores de la zona».
Los Izanes produce miel, polen, propóleo y productos elaborados a partir de estos. En el caso de la miel, «en la comarca de Omaña, catamos en septiembre». En lo que respecta al polen, «aquí, el mes más productivo es junio, aunque va a depender mucho de las especies que se quieran aprovechar». Nos cuenta, por ejemplo, que «no es lo mismo producir polen de jara, que se da en zonas más bajas más o menos en junio, que polen de zarzamora, que generalmente se da en julio». El propóleo «se va recolectando prácticamente durante toda la campaña; nosotros colocamos las mallas de propóleo a finales de mayo, cuando cesa la explosión de estirar cera, y se las retiramos en septiembre, a la vez que catamos las colmenas».
La Reserva de la Biosfera de los Valles de Omaña y Luna (RBVOyL), como bien apunta Nacho, «es un entorno único que beneficia enormemente a un sector como el nuestro, que huye de cultivos intensivos». La comarca de Omaña, además, «lo bueno que tiene es que, a pesar de contar con una campaña corta, las floraciones son muy continuadas en el tiempo. Como especies más aprovechables, para mí, tenemos primero la de la escoba, luego el piorno y después el roble con el mielato». No obstante, también contamos con otra amplia variedad de especies que podrían ser objeto de aprovechamiento en lugares y con ciertos manejos concretos: «con el brezo, tienes que andar muy hábil, y solo es productivo en determinados sitios, porque esta miel la producen en una época en la que las colonias se están desarrollando y es fácil que se la coman, porque suele venir acompañado de mal tiempo. Ocurre lo mismo con la zarzamora, que coincide con una época de transición hacia el estío y justo antes del inicio de la mielada del roble, por lo que la suelen utilizar para criar».
Para Nacho, «el mielato de roble es la mejor miel que podemos producir en Omaña», aunque tiene un problema, y es que «con esta producción te la juegas a cara o cruz». Esto es debido a que el roble, como hemos explicado en blogs anteriores, no produce néctar, sino que “mela” a través de sus bellotas. Sin embargo, para que este fenómeno se dé, requiere de unos factores muy concretos: «los mejores años son aquellos en los que se dan tormentas de verano y, sobre todo, los veranos en los que existe variabilidad térmica y se facilita la generación del rocío, que induce a hacer más líquido al mielato, haciéndolo más disponible para las abejas». Es por ello que «un año puedes sacar 20 kg por colmena y al siguiente no producir ni una sola gota».
En los últimos años, el sector de la apicultura ha crecido mucho en la provincia, lo cual, para Nacho, es «muy positivo porque estamos convirtiéndonos en un sector fuerte, en el que hay mucha gente remando y haciendo las cosas muy bien, en general. Además, los apicultores se forman, que es muy importante no solo para aprender a producir, sino cómo hacerlo y con qué criterios y estándares de calidad».
Nacho, al igual que Miguel Vélez en el blog anterior, nos cuenta que uno de los mayores hándicaps que sufre el sector apícola nacional es que la ordenación actual se queda anticuada «por una cuestión fundamental: hace una distinción entre estantes y trashumantes, que creo que ya no existe». Otro aspecto problemático, este último, por desgracia, a nivel internacional, «es la trampa que puede haber en el sector por la entrada de mieles foráneas que se mezclan con las nacionales para envasarlas como productos de aquí, lo cual no deja de ser un fraude. Nosotros tenemos grandes mieles en la provincia, por lo que no tendríamos necesidad de traer de otros sitios».
«Yo creo que, dentro de la RBVOyL y fuera de ella, se están dando pasos importantes. Se está facilitando el acceso a la formación y además, la administración tiene unas líneas de ayudas que son muy interesantes».
Somos Agua II cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU.